Entrar en el Palacio de Navarra es entrar en otro mundo. O, mejor pensado, entrar en otro mundo que contiene otros muchos pequeños mundos dentro.

La idea es un poco tonta pero tiene parte de sentido: cruzar el umbral de cualquiera de sus puertas te lleva al palacio decimonónico construido entre 1830 y 1851 por José de Nagusia.

Por las paredes cuelgan tapices de Rubens y pinturas de Goya, Maeztu o Madrazo. Puedes perderte por los laberínticos pasillos y pisar los mármoles que los hermanos Yárnoz trajeron de París para la última gran reforma del edificio, en los años 30.

Lo mismo te topas con una sala amplísima y altísima de maderas oscuras, suelos de moqueta y mobiliario de diputación –tan años 50, tan Amadeo Marco– que con una estancia diáfana, luminosa, con luminaria led y el estilo nórdico que podrías encontrar en las oficinas centrales de Google.

Es una mezcolanza de estilos propia de un edificio enorme, usadísimo, hecho a petachos y obras parciales que ha visto pasar toda la historia navarra desde hace 150 años.

Navarra captó 4,4 millones de fondos europeos para la reforma

Hace un tiempo, un informe técnico recomendó reformar la segunda y la tercera planta, la palomera, para cumplir la normativa contra incendios. Entonces comenzó un proceso de rehabilitación que tuvo en 2021 su punto álgido: el Gobierno de Navarra captó 4,4 millones de euros de los fondos europeos para sufragar la obra.

Los arquitectos que ganaron el concurso –los navarros David Serrano y Maier Vélez– han generado nuevos espacios en los mismos metros, han recuperado parte del patrimonio de la última gran reforma –racionalista y art-decó, de gusto austero– y han garantizado la accesibilidad universal, la seguridad ante incendios y la eficiencia. También la energética, con muchas menos emisiones de CO2 y un ahorro del 90% en el consumo.

La reforma ha contado con el visto bueno de Príncipe de Viana

Lo cuentan Joseba Asiáin, director general de Presidencia, y Carlos Adín, director del servicio de Proyección Institucional y Marca Navarra, que hacen de guías por esta reforma.

"La reforma ha permitido un ahorro en el consumo eléctrico de cerca del 90%"

Joseba Asiáin - Director general de Presidencia

El punto de inflexión, cuenta Asiáin, fue 2016. Entonces, el Ayuntamiento de Pamplona hizo saber al Gobierno que el edificio necesitaba una reforma porque el tejado estaba a punto de no pasar ya ninguna normativa contra incendios.

A partir de ahí comenzaron unas obras, algunas muy visibles –como los jardines en 2017, que han culminado ahora. No es fácil plantear una remodelación profunda de un edificio que es en sí un monumento. Todo ha estado supervisado por el Instituto Príncipe de Viana, que ha estado pendiente de que las obras cumplieran las exigencias sobre patrimonio.

La visita de la comisaria europea para supervisar las obras

La reforma de la segunda planta y la palomera ha afectado a varios departamentos –Presidencia, Vivienda...– y muchísimos despachos y oficinas donde decenas de funcionarios trabajan cada día.

La obra ha reparado goteras y relucido elementos que estaban echados a perder y que eran valiosos. Por ejemplo, las cerchas originales ahora son vigas restauradas y pintadas que han sustituido a maderas podridas y juntas con fugas.

También los balconcillos y las uniones metálicas donde ahora están los despachos de la vicepresidencia tercera, que estaban rotos y oxidados. Arriba, la obra ha derribado falsos techos, ha ganado luz, amplitud y estancias.

“Aquí tuvo su primera sede el SOS Navarra, en lo que fue uno de los primeros servicios integrados de toda España”, cuenta Adín, que lleva en el Gobierno desde 1986. La palomera tiene aire de zona secreta.

“Se estilaba eso del búnker, se hacía aposta”, detalla, para indicar que fue aquí donde el Gobierno instaló también una sala de crisis desde donde monitorizar si ocurría alguna catástrofe. Ahora, toda esta parte está jalonada de claraboyas y luz natural y alberga servicios de Presidencia e Igualdad. Es una cucada que se ve en la foto número 2.

"Durante un tiempo se estilaba eso del búnker, de las instalaciones casi secretas para zonas críticas del Gobierno"

Carlos Adín - Director de Proyección Institucional y Marca Navarra

De todos los cambios hubo que dar cuenta ante la comisaria europea. Unos paneles con el antes y el después dan cuenta de ello. Elisa Ferreira visitó que han permitido adaptar a las necesidades del siglo XXI un palacio del siglo XIX.